La última puerta, antes del abismo

Empresarios de la pesca se reunieron con Gustavo Pulti, quien llevó el reclamo al Ministro de Economía y al Secretario General de la Presidencia. Qué puede reclamarle el Intendente a los que lo auxilian para llegar a fin de mes.

2 de Julio de 2015 08:37

“Esta vez no sé a quién le vamos a contar lo que nos pasa”,  dijo el empresario que aprovechó el ingreso de su barco pesquero para abandonar la reunión y salir presuroso hacia el puerto. Ya había escuchado lo que sabe de memoria de tantas veces que lo repite y lo oye. Y conocía los puntos principales del documento que iban a solicitar para intentar que la industria pesquera marplatense recupere el pulso.

Lo que no sabía era a quién estaría dirigido el mensaje. Cuando el lunes, al filo de las 9 de la noche abandonó el salón secundario de la Plaza del Agua, donde el intendente Gustavo Pulti se reunió con un abanico resumido de los empresarios pesqueros, todavía el destinatario era una incógnita.

“Hace cuatro años ya se lo pedimos a Yahuar, luego a Guillermo Moreno, más tarde a Casamiquela y el año pasado a Capitanich. Nadie hizo nada y cada vez estamos peor”, reconoció la fuente, en tanto creyó que el mensaje había sido por demás claro. “Estamos cerca de alcanzar el punto de no retorno; se viene todo abajo”, exageró como si todavía estuviese en la reunión.

El Jefe Comunal eligió un lugar próximo a la mayoría de los asistentes. Estuvieron dirigentes de Caipa, como Mariano Pérez y Alberto Proselli, de Valastro, Diego García Luchetti de la Cámara de Armadores, Mariano González, en su doble condición de asesor de Udipa y Cafrexport. Socios de dicha cámara como Ciro D´Antonio y Oscar Poletti, armadores como  Juan Taranto, Cesarino y Miguel Di Costanzo. Mariano Retrivi, de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, también dijo presente.

Para variar, el Intendente fue impuntual. Mariano Pérez Rojas había quedado para las 18.30 en la ronda de invitaciones a media mañana de ese mismo lunes. Mientras matizaban la espera, hacían catarsis.

Un industrial contaba que Afip le había suspendido el Cuit por una deuda de 4 mil pesos. Otro enumeró las empresas que ya no podían cubrir los cheques y completó rápido los dedos de la mano. El resto lo escuchaba concentrado como para no olvidarse de no mandarles más pescado fresco.

Otro aseguraba que algunas empresas no podrán pagar el aguinaldo. Un armador explicaba las peripecias que tenía que hacer para darle pescado a sus trabajadores: comprar merluza entera en muelle le sale más barato que salirla a pescar. Hubiese sido innecesario aclarar que la compra se hace en negro.

Pulti llegó pasadas las 19. Les dijo que venía de anunciar una idea genial: la sede de la policía local funcionará en el Barrio Centenario. Los empresarios, que ya estaban ansiosos, cruzaron miradas piadosas.

Como si no les hubiese alcanzado con escuchar a Pablo Trueba, secretario General del Simape, decir que los gremios le pedirían a Cristina que obligue a los armadores a salir a pescar, el Intendente elevaba la vara. La Policía en el corazón de un barrio que hace de la violencia su marca de identidad. Centralidad peligrosa…

Hasta ese punto de la agenda, la actividad de Pulti fue pública y difundida por la mayoría de los medios de comunicación. El encuentro con los empresarios pesqueros se desarrolló en un cono de silencio, a distancia de la prensa.

Lógico. Le costaría mucho esfuerzo al Intendente explicar cómo un gobierno nacional y popular del que se siente parte, que dice cuidar el empleo y el salario, pone en riesgo más de 10 mil fuentes de trabajo directas y otras tantas indirectas, al ignorar las dificultades del principal motor de la economía doméstica.

Pulti no quiere contribuir a propalar la crisis del puerto porque es tan candidato como Scioli, que pasó por la Pastoral Social y como siempre, esquivó las urgencias del puerto y su gente. Ni siquiera tuvo necesidad de hacer gala de su fórmula mágica que lo hizo incombustible. Sí, la de  la fe, el compromiso y la esperanza…

El último dato de la coyuntura muestra que las exportaciones de merluza en el primer cuatrimestre del año retrocedieron más del 23% en relación al mismo período del año pasado. Lo único que aumentó en la estadística les pasa de largo a los trabajadores: el pescado que se exporta entero creció casi un 30%: rayas, corvina, pargo y pescadilla que sale para China y África. 

Luego de escuchar por casi dos horas el rosario de pesares de los empresarios, y como estos esperaban, porque para eso fueron al convite, Pulti se comprometió a interceder ante los funcionarios del gabinete nacional.

Nada de lo que contaron los empresarios tomó por sorpresa a Pulti. El Jefe Comunal, como los empresarios, conoce el diagnóstico e identifica las herramientas necesarias para reactivar  el funcionamiento pleno de la flota fresquera de altura en el principal puerto pesquero de Argentina.

Lo que nadie se explica, él tampoco, es por qué esas medidas no llegan. Ser adicto a la canilla inagotable de recursos financieros que bajan de la Casa Rosada lo condenan a Pulti a no poder pedir explicaciones. El auxilio para que llegue a fin de mes lo confina a la paciencia. Y al silencio.

La suspensión de los derechos de exportación es una medida que hace dos años el Subsecretario de Pesca, Miguel Bustamante, aseguró que ya tenía la firma del Decreto Presidencial. Ese pedido figura en el primer lugar de las peticiones que Pulti le llevará al Ministro de Economía y al Secretario General de la Presidencia, Wado De Pedro.

Los dos puntos que siguen son igual o más viejos: terminar con la burocracia que generan las demoras en la devolución del IVA para afrontar otras obligaciones impositivas ante AFIP. Eliminar la tasa para autopistas que pagan con cada litro de gas oil y recuperan a los premios. El último pedido tiene más que vez con la coyuntura: que Aduana no obligue a los frigoríficos exportadores a contar con un scanner para controlar la carga. (Ver Puerto de Palos de la semana pasada).

La reunión terminó con Mariano Pérez Rojas avisando que mantendría a los empresarios al tanto de los resultados de la misión. Pulti viajó el martes. Los patrones y sus representantes pidieron celeridad en la respuesta.

“No conseguirá nada, pero estaremos liberados para evaluar qué hacer”, confesó un dirigente, más que apático por la poca persuasión del Intendente, consciente que el modelo vigente pone en jaque mate a todas las economías regionales.

“No estamos lejos de la ruta”,  dijo Fernando Rivera, presidente de Caipa, hace 20 días, luego de asistir a la reunión de la Comisión de Promoción del Concejo Deliberante. Si se cumple la profecía empresaria, con persianas bajas, sin trabajo ni dinero en las cuentas sueldo, la tensión desencadenará en la multiplicación de manifestaciones obreras.