"Proyecto cuidado"

Cristina pasó por el Congreso. Y dejó su huella. Quienes esperaban un discurso más cauto, conciliador, de balance reflexivo final, de despedida, no conocen ni a Cristina ni al kirchnerismo. No le pidan peras al olmo.

No perdió ni un párrafo en protocolo ni en distracciones. De entrada tomo un mensaje de un periodista del Financial Times que, resignado y masticando bronca, le daba la razón a Argentina en sus decisiones económicas y medidas tomadas contra los buitres. No importa si re tuitea, si le sigue pegando, si las usinas mediáticas locales y foráneas juegan en tandem contra el gobierno. Le faltó decir, "sigan participando".

Sobre el cierre del discurso, Cristina no les dió ni el gusto de tener que hablar de final y despedida. No mencionó las palabras mágicas de apertura de sesiones, ni terminó su discurso con lágrimas, ni siquiera lo cerró. En los hechos, algo queda claro: El zócalo y título de TN en las pantallas y en su portal web quedará para otra ocasión. "El último discurso" titulaba el canal de cable. Y si algo queda claro desde el domingo, es que el discurso de la presidenta hasta el 10 de diciembre, y líder política hasta que el pueblo lo decida, no fue ni el último ni el único. Sino que pasa a ser el primero de una nueva etapa de reafirmación de la defensa de las convicciones K, y de armado y participación activa de la nueva etapa que se viene. Nada más lejos de aquel "fin de ciclo" de los Morales, Sanz o Binner. Quedará para otra ocasión. Muchos pensarán dos veces antes de profetizar el final de Cristina. O antes de poner carteles en una sesión...

"Dejenmé ser legisladora por un rato", dijo la presidenta. Y el sudor frío corrió por más de uno, que saben de sus cualidades a la hora de argumentar, discutir y debatir. Mostró en soledad en su paso legislativo ser una espada filosa defensora de sus ideas. Le sobra para volver al ruedo parlamentario cuando quiera, y cuando el pueblo la vote.

Muchas cosas quedaron en claro. No hay fin de ciclo. Ni con una derrota electoral se termina el kirchnerismo. Sería bueno que la oposición comience a entenderlo, porque será una forma de empezar a buscar otras herramientas para derrotarlo. Ya está. Con la burla, la falta de respeto, las descalificaciones, no llegaron a ningún lado. Con el embate judicial moralizador, tampoco. Llegó el momento propicio y esperado. Por favor, presentan una idea. Una sola. Miren con que poco nos conformamos. Y ademas, de paso, expliquen que dejarán, y que mantendrán, de este gobierno, y cuales son los logros que piensan chocar a la vuelta de la esquina. 

Luego del discurso presidencial, aparecieron aquellos críticos de siempre que hablan del país de fantasía de Cristina, que le pegan porque no habló de inseguridad, desempleo o desocupación. Palabras vacías dichas por aquellos que quieren capturar el voto del odiador nato, y de aquel que se pasó el domingo haciendo el asado y durmiendo la siesta, y verá el resumen de TN a la noche que le muestra lo que TN quiere. 

Para quienes observaron y escucharon con atención las casi cuatro horas de transmisión, Cristina verdaderamente habló de todo. Para quienes le pegan al proyecto por el lado de las causas contra Boudou, o las sospechas de corrupción sobre Lázaro Báez, o el enriquecimiento de  Rudy  Ulloa, Cristina contestó concretamente a estos reclamos: Hay una justicia totalmente crítica del gobierno, y hacia allí bien pueden dirigirse y seguir litigando. Si hay algo que encontrarán será jueces ávidos de matar al kirchnerismo.

Hay gente que se desespera si Cristina no habla de inseguridad. No entienden al kirchnerismo. Primero, cuanto más le quieran marcar la agenda a Cristina, menos hablará de la cuestión. Y segundo, el proyecto nacional y popular está totalmente convencido que de inseguridad no se habla, sino que se la combate indirectamente con políticas sociales y de re distribución. Y contra lo que muchos creen, el kirchnerismo es más duro de lo que piensan: Recibe palos por derecha, y también por izquierda, por contar con hombres como Milani y Berni en sus filas.

Cristina habló de inflación. No hace falta mencionar la palabra, que es lo que quieren los medios y la oposición. Crecimiento de las reservas, baja del dólar ilegal, desaceleración de precios, consumo interno, Ahora 12, Precios Cuidados, batallas ganadas a los fondos buitres. ¿Le parece que al mencionar estas cuestiones concretas no se está hablando de inflación, y de medidas para controlarla?

"El candidato es el proyecto", decían los carteles en la plaza. Los medios opositores y la clase política cree, erróneamente, que los únicos custodios del modelo son los integrantes del núcleo duro K. Los "militantes", esa clase indefinida y en extinción que es la única que va a los actos de la jefa. Se siguen equivocando. Hay un enorme "núcleo pragmático" que también defenderá el modelo. No les gusta Cristina, no son peronistas, menos kirchneristas, pero ven, por un lado, logros concretos que los benefician. Y por otro, cuando miran a los opositores al gobierno, no encuentran plan B, ni encuentran una figura realmente de confianza, ni un proyecto claro. ¿Macri es la excepción? No. Pero no porque no tenga un proyecto, sino porque tiene uno totalmente diferente. Aerolíneas, YPF, planes sociales, educación, Anses, rol del estado. En todos estos puntos, y en muchos más, el jefe de gobierno porteño piensa distinto. Y ese giro peroncho de los últimos días, es jueguito para la tribuna. Muchos argentinos recuerdan cuando alguien prometió revolución productiva y abrió las puertas para destrozar la industria nacional.

Un solo ejemplo: El comerciante de barrio la mira por la tele y no se la banca. Pero no come vidrio. Sabe que cada día abre la puerta y hay movimiento, hay caja, viene a comprar la piba que recibe la asignación universal, el jubilado de PAMI, la familia de clase media, y hasta vende algún vinito caro cuando pasa el más pudiente del barrio. Y luego de algunos años, se fue de vacaciones dos veces en el año: A una spa de la costa en Semana Santa, y a Córdoba en vacaciones de invierno. Ahora, está disfrutando del cero que compró con el Procreauto. 

Queda claro entonces que: 

El proyecto está cuidado. No hay fin de ciclo. Cristina es la líder indiscutida de un espacio político ideológico que va mucho más allá del 10 de diciembre. Como gobierno o como oposición.

Scioli y Randazzo definirán en las PASO quien continúa con el proyecto por cuatro años. El rival será Macri, por acumulación de poder, por discurso opositor claro al modelo, y por contar con todo el apoyo del poder que no quiere más kirchnerismo. Massa, Binner y otros, quedan en el camino.

Aunque pierda, el kirchnerismo continuará, por su fuerte base popular y juvenil, que abrazó de entrada el proyecto, y se lo apropió.

Volviendo a Scioli y Randazzo, quien gane, no podrá desviarse un centímetro, porque las listas legislativas en todo el país tendrán la impronta de Cristina. Con el discurso demostró una fortaleza que la ubica armando todo. El que gane en octubre, tendrá marcación hombre a hombre. O mujer a hombre. No afectar el proyecto, porque el correctivo llegará inexorable en las legislativas de 2017. Y a los cuatro años, habrá, como ahora, cantidad y calidad de candidatos para seguir, corregir o profundizar. Pero hay, y habrá, una sola jefa, que está más firme que nunca. le pese a quien le pese.