Dejemos de votar y compremos más diarios

La última sesión del Concejo dejó en evidencia que muchos ediles proclaman una cosa y hacen otra. ¿Con qué tema? No podía ser otro que uno que involucra a Florencio Aldrey Iglesias.

Los concejales, en su mayoría, quedaron expuestos tras el proyecto para repudiar el accionar de La Capital. Foto: 0223.

Listo, ¡me RINDO! Me ganó. Debo reconocer cuando alguien es superior y demuestra maestría. Hay que poder tener la humildad de reconocerlo y llegó el momento. Me rindo ante su maestría Don Florencio Aldrey Iglesias, un hombre que con el solo hecho de estar presente puede lograr que los representantes del pueblo, electos de manera democrática por el voto libre, secreto y obligatorio, borren la mención del diario La Capital de un proyecto de declaración que repudiaba la violación del decreto Nº 936/2011, que prohíbe la publicación de avisos que promuevan la oferta sexual para prevenir el delito de trata de personas, para dejarlo redactado de la siguiente manera: “El Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon expresa su repudio al incumplimiento del Decreto nº 936/11 dictado por el Poder Ejecutivo Nacional, por parte de todos aquellos medios de difusión que, en soporte digital o papel generen que en el ámbito del Partido las personas puedan acceder a mensajes e imágenes que estimulen o fomenten la explotación sexual, instando a todos los medios a cumplir estrictamente con el mencionado marco normativo".

Que la ciudad esté bajo la influencia de el dueño de un diario que vende 3500 ejemplares, no habla mal de Don Florencio; habla mal de nuestros representantes que deberían dar la cara y decir “Llegamos al Concejo para defender los intereses de tal o cual grupo económico”. Así los ciudadanos votaríamos y podríamos elegir qué grupo queremos que nos gobierne y los candidatos podrían poner en los afiches los sponsors que los bancan, o aquel que todavía no tenga poner simplemente “espacio disponible para publicidad”. Seguramente no tendrá el mismo “valor” el apoyo si el nombre de la empresa va en la corbata del candidato o en el saco o en el pantalón, o si directamente en vez de llevar el nombre del partido político la boleta llevara el nombre de la empresa. Estas son solo ideas para que las cosas vayan quedando un poco más claras.

Pero indudablemente los señores concejales no han leído el informe que emitió el Ministerio de Justicia de la Nación, donde indica el incumplimiento de esta norma que impide la publicación de avisos de oferta sexual, y prefirieron no mencionar al diario en cuestión y diluirlo en todos los medios. En realidad, no es solo preocupante el accionar de los concejales sino también el accionar de organismos nacionales y provinciales que siguen pautando en medios que incumplen con esta normativa y, por otro lado, promueven importantes campañas o foros de denuncia frente a la trata o declaran ciudadana ilustre a la señora Susana Trimarco.

La discusión que abre este episodio menor es hasta dónde estamos dispuestos a combatir estas prácticas. Si solo se las combate de manera declamativa o si en realidad se está en contra de la prostitución y la trata como mecanismos de esclavitud y menosprecio a la mujer. Detrás de toda esta discusión hay una doble moral: los hombres que alguna vez fueron a un cabaret o a un “privado”, ¿solo denunciamos esto en público y en privado tenemos otras prácticas? ¿No será el momento que como sociedad nos hagamos cargo de debates serios y que no haya una moral para cuando comulgamos y otra para defender al diario La Capital y no se enoje?

Pedirles este tipo de discusiones a concejales es pedirles un poco mucho, ya que ni los diputados nacionales las dan. Será por ello que los concejales repiten tantas veces sus bancas, porque no tienen ni una idea como para llegar a un estamento superior de representación. Y eso se nota.

Lo cierto es que si los concejales (están ordenados al azar deberían estar ordenados por orden alfabético para no herir ninguna de las morales de cada uno de estos importantes representantes del pueblo) Mario Rodríguez, Maximiliano Abad, Eduardo Abud, Gonzalo Quevedo, Nicolás Maiorano y Cristina Coria (UCR), Hector Rosso, Débora Marrero (reemplazó a Alejandro Ferro), Ariel Ciano, Fernando Gauna, Alejandra Urdampilleta, Javier Woollands y Claudia Rodríguez (AM), Carlos Arroyo y Guillermo Sáenz Saralegui (Agrupación Atlántica), Lucas Fiorini y Hernán Alcolea (Frente Renovador) hubieran estado los días de la gesta patriótica de 1810 en las inmediaciones de la plaza de Mayo frente al Cabildo, se hubieran negado a recibir los distintivos que repartían French y Beruti por miedo a que se entere o los vea el Virrey Cisneros.

La verdad que los ciudadanos esperamos de nuestros representantes es un poquito más de valentía al momento de enfrentar a los poderes de los distintos estamentos, porque el Estado debe estar para equiparar las asimetrías que hay entre el poder económico y el pueblo. Por el momento, nuestros concejales se llevaron esta materia a marzo.

Hasta la semana que viene.

PD: me pareció que la canción de Javier Calamaro pudo haber sido el mensaje que usó Don Florencio de manera encriptada por alguna de sus radios para que los concejales actuaran de esta manera.